Centeno de invierno de Tanya Sandler: Soledad y capitalismo en Nueva York

Platiqué con la autora de “Centeno de invierno”, novela recién publicada por Editorial Moho. Conversamos sobre muchos aspectos en torno al lanzamiento de su más reciente obra literaria. A continuación la charla que tuve con Tanya Sandler.

Pasa del medio día en la Ciudad de México, Tanya Sandler aparece del otro lado de la pantalla, despreocupada y sonriente. Afuera se escucha la retahíla de la camioneta que desde el altavoz nos dice: “Se compran colchones, lavadoras, estufas…” Después de la jocosa distracción continuamos con las presentaciones pertinentes. Iniciamos la entrevista

Tanya autora, Hannah personaje

La autora se arranca: “Soy licenciada en Filosofía por la UNAM y trabajé en el mundo de la publicidad en Nueva York, lo que influye en gran medida la perspectiva desde la que escribo”. Aunque su inclinación es hacia la ficción, su obra también está marcada por un interés en el ensayo y las críticas hacia el sistema capitalista. Me cuenta que en sus lecturas actuales predominan autores críticos del capitalismo, como Mark Fisher, y temas relacionados con la sociedad contemporánea. Como la novela que nos ocupa es autobiográfica, de repente parece que hablamos con Hannah, desencantada protagonista de la novela. Ella deambula por un Nueva York áspero, egoísta, sordo y nada mudo. Hannah hace eco de los pensamientos de Tanya y los convierte en literatura con una pizca de ensayo.

Centeno de invierno
Cover del libro “Centeno de Invierno de Tanya Sandler.

La novela que tardó 10 años cociéndose a fuego lento

Tanya me explica que su novela, “Centeno de Invierno”, tardó 10 años en publicarse debido a un proceso de evolución tanto personal como intelectual. Durante este tiempo, estuvo revisando y regresando al texto, especialmente durante la pandemia, lo que la llevó a profundizar en el estudio del capitalismo y el marxismo. Este proceso le permitió afinar detalles en la narrativa, lo que finalmente le dio una mayor claridad sobre el contexto capitalista en el que se desarrolla la historia. La investigación y el tiempo dedicado fueron clave para alcanzar una conclusión más sólida. Mejor dicho en sus palabras: “Me tardé porque una siempre quiere pensar que la novela, mientras no se publique, siempre tiene gran potencial. Además de que iba agregando datos y más datos. También esta siempre la necesidad de perfeccionar. Yo, por ejemplo, soy el tipo de escritora que me cuesta trabajo escribir. Entonces, sí, ha sido una labor de amor de que cuando tenía tiempo libre, pues, escribía. Además se dio la oportunidad de que el libro pudiera ser publicado con una beca que obtuvieron mis editores de Editorial Moho”.

Los rasgos de una obra autobiográfica

La autora nos cuenta que la novela tiene tintes autobiográficos debido a las similitudes entre su vida y su personaje principal, Hannah. Sandler vivió y trabajó en Nueva York en el mundo de la publicidad, lo que se refleja en las críticas de nuestra heroína de la historia a la industria y la ciudad como epicentro del capitalismo. Además, la constante sensación de ser extranjera y la nostalgia por México son experiencias compartidas tanto por el personaje como por la autora. Al respecto nos dice: “Terminé la carrera de filosofía y me fui a Nueva York a trabajar en publicidad. El personaje es mexicano con una mirada mexicana viviendo en Nueva York y quejándose y sintiéndose como un extraño viviendo en esa ciudad. Ahí una necesidad nos atrapa, y nosotros tenemos que someternos a esa sumisión de alguna manera y darle frente, y a veces pues lo sufrimos, y otras tratamos de sacarle un gusto dentro del sufrimiento y seguir adelante como se pueda”, apunta.

Centeno de invierno
Imagen del interio del “Centeno de invierno”

Las novelas del Centeno

Cuando lees el título “Centeno de invierno”, y te gusta gozar de las mieles de la literatura, no puedes evitar que se te venga a la mente “El guardián entre el centeno de J.D. Salinger. Así que al tocar el tema me llevé una gran sorpresa al escuchar de voz de Tanya que esta obra ha sido un pilar importante para la creación de su obra. Así me confiesa que Hannah se llama así por Holden, el protagonista de la pieza de Salinger. Además ambos personajes se enfrentan a una crisis existencial en una gran ciudad, sintiéndose alienados y buscando autenticidad en un mundo superficial y regido por el capitalismo. A Tanya le brillan los ojos al tratar este asunto de los paralelismos de su obra y la del autor norteamericano y agrega: “Cuando empecé a escribir no se me ocurría mucho qué trama seguir. Y de repente vi que la novela “El guardián en el centeno” se trata un chavito que habla mucho de los falsos, transcurre cuatro días en Nueva York y mi novela original también transcurre en cuatro días. Pero como era muy larga, sólo publicamos el primer día. Además, mi personaje no habla de falsos, pero si habla de hipocresía. A Holden lo corren de su escuela y a mí personaje están por correrlo de la agencia de publicidad donde trabaja”. Pero eso sí, Tanya nos aclara que “Claro, todo el ensayo y mis ideas y mis quejas y todo, y la publicidad misma son completamente de, pero  mi libro. Pero sí hay un paralelismo evidente con El Guardián y El Centeno”, finaliza.

¿Capitalismo omnisciente?

A estas alturas de la conversación noto que la palabra capitalismo ya se ha hecho presente varias veces. Así que le pregunto si es mi imaginación o hay una obesión soterrada de este concepto entre los párrafos de su obra. Ella me responde: “Nueva York Es una ciudad de trabajo, todo el tiempo es trabajo, trabajo, trabajo… todo es ahí trabajo, trabajo. Mi personaje, que trabaja en publicidad, (que inició en Nueva York) se topa con esas realidades del capitalismo mismo. La publicidad es la maquinaria del capitalismo. Así se manifiesta la necesidad de trabajar para vivir, que es la realidad también de ese régimen económico. Eso fue mi experiencia en esa ciudad. Además te recuerdo que la novela es autobiográfica”.

¿Estamos frente a una obra híbrida?

Otra de las cosas que me llamaron la atención del libro, es que está lleno de datos, muchos datos. Hannah está obsesionada con ellos. Sólo les voy a decir eso porque nos les voy a espoilear la novela, pero sí le pregunto a Tanya si pensó su obra como una novela ensayística o un experimento literario. Ella me cuenta que está inspirada por hechos reales y sus propias experiencias, pero con una clara intención de integrar reflexiones teóricas y críticas sociales. De hecho, algunos capítulos, especialmente el tercero, tienen una estructura más cercana al ensayo, donde la autora analiza profundamente conceptos como el capitalismo y su impacto en la vida cotidiana. Esta mezcla de géneros es parte esencial de la obra. En este sentido agrega: “Son cosas que yo he leído a lo largo de estos 10 años y que he ido incorporando en la novela. Y de repente encontraba otro dato más preciso y lo metía. También por eso se tardó la novela, por querer justo agregar todos estos datos como contexto. Porque yo creo que todos vivimos con las noticias, con los datos, con las redes, con toda la información que nos permea. Pero lo que quise hacer con la novela era, pues, mostrarlo, no nada más que el personaje vive trastocado por estas cosas, sino mostrar qué es lo que lo trastoca. Y son los datos y también las opiniones que entran en el formato de ensayo, no nada más que rayan en opiniones que se ha formado el personaje, son cosas que se ven y esa línea muestra lo que piensas y lo que sientes”.

Pero este asunto no termina aquí. Tanya continúa: “En el libro Hannah es publicista, yo soy publicista y en la historia hay un dealer que le quiere ver la cara. Es un duelo entre comerciantes. El personaje siempre tiene que enfrentarse con los demás y consigo mismo, Entonces tiene desasosiego entre que no le gusta lo que hace para vivir, pero lo tiene que hacer. Además está fuera de México adaptándose y no es quien en realidad es. Y se cuestiona todo, pero pues de todas formas tenemos que vivir una realidad y tenemos que someternos a ella. Entonces también es como, por mucho que sepas que todo está mal, no significa que lo normalices. Por eso creo que meto tanto dato, para meter esa juxtaposición entre las ideas y la realidad.

Para concluir el tema, Tanya me cuenta que paralelamente a la escritura de su obra está realizando un ensayo sobre capitalimo y marxismo y que esto también influyó en el contenido y en el tratamiento final de su novela.

Nueva York y su influencia

Gracias al tema de los datos recordé que esas anotaciones y estadísticas de la ciudad de Nueva York, me recordaron al protagonista de “American Psycho”, la novela del escritor norteamericano Bret Easton Ellis. Le pregunto a bocajarro si no es un viaje mío que me lo recuerde. Afortunadamente me dice que no estoy alucinando y agrega: “Sicópata americano es una novela, y yo me estaba yendo hacía el ensayo y pensaba que la gente lo que quiere es leer literatura, que es a lo que más le entran. Entonces dije híjole, a ver… A cierto público le resulta pesado la parte de la ensayística, y no es algo que esperen leer una novela. Pero precisamente Bret Easton Ellis, en Sicópata americano es como mi pauta para decir también que él lo logra (la combinación de ensayo y ficción).  Él saca muchos datos, y si él lo hace porque yo no. A mí me gustó esa novela. Yo la leí antes de mudarme a Nueva York y la tenía muy presente cuando recién me mudé a Nueva York como referencia. Conectando esto con lo del ensayo, es sacar un poco al lector de la descripción y de la acción y entrar al pensamiento y a los datos. O sea, entrar a la descripción de cosas a nivel informativo. Entonces sí, definitivamente, puedo decir que Bret Easton Ellis fue una inspiración para el libro.

Las influencias literarias detrás de la novela

Ya entrados en gastos, le pregunté si tenía otras referencias o pasto de inspiración para la creación de “Centeno de invierno”. Se arranca contándome sobre Dostoyevsky y que así como él, prefiere las cosas como son, sin tanta descripción. Así me lo dijo: “De mis escritores favoritos, y en el cual yo me baso mucho, es Dostoyevsky, porque lo que me gusta de él, es que tú no sabes de qué color tiene alguien el pelo, no hay ninguna metáfora. Todo lo que transcurre con los personajes es lo que están pensando. Y es un poco lo que a mí me interesa, yo soy licenciada en filosofía de la UNAM, entonces a mí lo que siempre me ha atraído de la literatura son más las ideas, entender qué piensa el personaje más que el color de sus ojos. Entonces, para mí esa fue la mayor inspiración. El poder plantear personajes que tienen discursos, diálogos, y que hablan más de las ideas, y por eso, datos y datos. En mi novela los datos son el contexto por medio del cual el personaje se presenta un poco neurótico.

También me comenta que ha estado leyendo la obra de Mark Fisher, pues está terminando su ensayo sobre Capitalismo. Cuando me dice esto caigo en la cuenta que minutos atrás me había comentado que tanto su novela como su ensayo próximo a terminar podrían ser obras gemelas. Ya nos tocará leerlo y comentarlo. Por lo pronto pasamos a despedirnos y decirnos “Hasta la próxima”.

Centeno de invierno
La autora Tanya Sandler en entrevista vía remota

Hasta pronto

El tiempo se ha pasado volando y tenemos que concluir la charla, pero me quedo con lo que Tanya Sandler me ha platicado en torno a su novela que ya pueden buscar y encontrar para leerla y si gustan podamos compartir puntos de vista al respecto.