Vicente Jáuregui presentó Petricor, La reseña

Acudimos al llamado de la música nueva. La promesa era clara. Asistiríamos al ritual que daría nacimiento al Petricor después de la lluvia. Y sí, quedamos sorprendidos con la presentación en vivo del primer disco de Vicente Jáuregui.

El camino 

Son las ocho de la noche, caminamos por el camellón de la Avenida Álvaro Obregón, principal arteria de la colonia Roma en la CDMX. Los días han estado lluviosos y el olor a tierra mojada persiste en las jardineras. Ese aroma, combinado con la arquitectura Art Nouveau del barrio y las huestes de juventud veraniega que es alumbrada por el neón de la entrada de los bares, es el presagio para lo que en breves minutos presenciaremos. 

Subimos las escaleras hasta el segundo piso y a nuestro paso vemos estantes de libros, pilas y pilas de ellos. Pensamos en cuántas letras se contabilizarán en sus interiores. Discutimos sobre cuántas puede contener una canción para cautivarte. Igual pronto lo averiguaríamos. 

Entramos al recinto. Cabe un ciento de almas dentro, pero las almas se expanden exponencialmente cuando son tocadas por la música. También lo sabríamos en poco tiempo. 

El prolegómeno 

Se apagan las luces y sale al escenario la banda “Sixto y Los Venganza”, banda liderada por Juan Morales, bajista de San Pascualito Rey, quien ahora toca la guitarra y da paso a la presencia femenina para que toque el bajo. Pasan seis canciones que nos mecen en los asientos con sus guitarras suaves y melodías que nos ponen un poco melancólicos. Bajan de la tarima. El ánimo y el escenario están listos para el gran ritual de la noche. 

Petricor en vivo 

Se prenden las luces de nuevo. Lo primero que vemos es un pedestal de micrófono envuelto entre flores que, como es verano, parece que huelen a jazmín cuando comienzan las canciones de Vicente Jáuregui, quien esta noche toca para nosotros los asistentes su primer material discográfico: Petricor. Ahora sabemos cómo suena ese aroma que aspiramos en nuestro camino hacia esta ceremonia. 

Volteamos en torno al recinto y ya está lleno con público de pie. No cabía más gente, y la presente expandió su alma y, en vez de un ciento, ahora parecían miles volando. 

El también guitarrista de San Pascualito Rey está ataviado todo de blanco. Su atuendo nos transporta a tiempos setenteros, luego en voz del intérprete sabríamos que el traje que porta perteneció a su padre y lo luce en esta ocasión como una suerte de homenaje. Y vaya homenaje, pues la música tiene tintes de otra época. Los ritmos de rock de cuando las parejas todavía bailaban abrazadas. Somos nuevos en el rito, en ese momento no conocemos los nombres de las piezas musicales, pero eso no importa, ya estamos dentro de la danza que el ritmo nos hace llevar involuntariamente. Después sabríamos que canciones como Monstera, ¿Por qué te vas?, Perdido y Petricor, entre otras, serían el bálsamo para movernos de lo cotidiano de la música fatua que nos ha gobernado durante el día. 

Como invitado de honor (entre otros incluida una cantante de voz etérea y otro bajista) estuvo Juan Morales, el mismo que con su banda abriría la ceremonia musical.  

Mientras toca su disco completo para deleite de los presentes, no tenemos tiempo para pensar que su sonido es legítimamente heredero del que creíamos ausente con la partida de Gustavo Cerati. 

El estilo es refrescante y los ecos del sintetizador le dan un toque electro que, además de hipnotizar, nos pone a bailar con sus pads y notas percutivas con timbre vintage. 

Sobra decir que la ejecución de la guitarra es impecable. Sabemos que es guitarrista porque lo hemos visto con San Pascualito Rey, pero nos sorprende su interpretación guitarrística haciendo dúo con su voz suave que de nuevo nos lleva al pasado y que es perfectamente inteligible al oído. 

La salida

La noche termina, pero salimos casi flotando, recordando lo que veníamos platicando en nuestro andar hacia el concierto. Sonreímos al confirmar que lo que narramos al principio de esta reseña era un presagio de lo que nos esperaba al ver a Vicente Jáuregui con su Petricor.