Calaveras famosas del arte y la cultura popular de México

Como cada temporada de día de muertos, en México, el icónico símbolo de La Calavera se hace presente. Aprovechamos para presentar algunas de las más famosas en el arte y la cultura del país. Aquí el texto que preparamos.

Para muchos el día de muertos es la apoteosis del sincretismo entre lo español y la cosmovisión de los antiguos mexicanos. Para otros fue una imposición por parte de los invasores hacia los habitantes de esta región del continente. Lo que sí es seguro es que desde que se dio el encuentro entre civilizaciones (occidental y mesoamericana), la muerte, representada por La calavera, ha sido una constante en la cultura mexicana.

Calavera con veladora
Foto: Icauhtli Téllez Cisneros

La celebración de la muerte es La Ocasión para hablar de La Calavera, que no es más que su representación física para que los mexicanos tengan un pretexto para celebrar su identidad con una gran fiesta. A continuación las más famosas.

El Tzompantli  

En estos días mirar una pared de cráneos humanos apilados sería una barbaridad. Para los mexicas era un sacrificio dedicado a sus deidades por permitirles conservar la hegemonía en sus territorios. Los cráneos eran de guerreros prisioneros ofrendados a sus dioses, por lo que poco o nada tiene que ver con el actual día de muertos. Sin embargo como tenía connotación religiosa, ya que la de entonces era una sociedad teocrática, los españoles utilizaron esta potente imagen para sincretizarla con las fiestas cristianas de “todos santos”. Así que desde entonces entre controversias y desacuerdos la calavera está presente en la cultura mexicana pero es el origen de la iconografía de la calavera.

Huey Tzompantli
Foto: Huey Tzompantli (WordPress)

La calaverita de azúcar

Una ofrenda mexicana de muertos que se jacte de serlo debe tener en su arreglo sí o sí una calaverita de azúcar. Su origen, según los estudiosos de las costumbres y tradiciones prehispánicas, se refiere al sincretismo entre la tradición mexica de conservar cráneos humanos para las celebraciones mortuorias y presentarlos en dichas fechas. Ya en la hegemonía religiosa católica esto se aprovechó para ganar adeptos religiosos, sólo que los cráneos reales se convirtieron en calaveritas de azúcar (muy a la usanza de la repostería europea) y se convirtieron en protagonistas del altar hacia nuestros difuntos en época de día de muertos.

Calaveritas de azúcar
Foto: Calaveritas II Wikipedia Commons

La Catrina

Una mujer calavera ataviada con un gran vestido a la usanza del siglo XIX es el símbolo de la tradición del Día de muertos en México en la actualidad. Es mundialmente famosa y representa el rostri de estos festejos en la época contemporánea. Que si la cultura gringa la colonizó, que si ya todo es capitalismo, que ya no es lo de antes… Todo mundo tiene una opinión, pero lo cierto es que es parte fundamental de la cultura mexicana actual. Su inventor, José Guadalupe Posada, la creó haciendo una sátira a las clases altas y su vida de apariencias (su nombre original es “la calavera garbancera”), tan es así que sólo era un cráneo con un gran sombrero, sin cuerpo. En los años cuarenta del siglo pasado el artista Diego Rivera la inmortalizó ya de cuerpo completo en su mural “Sueño de una tarde dominical en la alameda central”. Desde ahí hasta ahora, esta calavera es la representante de la muerte mexicanizada (cualquier cosa que sea esto) en el mundo y eso no está a discusión.

Catrina en la ventana.
Foto: Itzia Ramírez Cisneros

Las calaveritas literarias

Otra tradición de la época de Día de muertos en México es la creación de Calaveritas literarias. Los mexicanos sabemos de ellas desde la escuela elemental, cuando en época de Día de muertos las dejan de tarea e incluso se hacen concursos. Estas piezas literarias consisten en crear poemas que se burlen de la muerte, de las circunstancias políticas y sociales y hasta de los defectos de los amigos y familiares. Es la expresión de burla y fiesta más concreta hacia la muerte. La fiesta de muertos no está completa si no hay calaveritas literarias. Al igual que La Catrina, tienen su origen en la convulsión social que acontecía en México en tiempos de la revolución. Antes ya existían versos en los sones (música prohibida por la iglesia debido a sus temas soeses). Sólo que en la época revolucionaria tomaron auge debido a que se podía hablar de todo de una manera divertida e “inocente”, tomando a la muerte como destino de absolutamente todos. Hoy en día están tan vivas como entonces, porque si hay algo seguro, es la muerte. Dicho de otra manera en palabras de José guadalpue Posada: “La muerte, es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera”.

Posada, José Guadalupe, La calavera de los papeleros y de los boleros, México, sin fecha, AGN, Archivos Gráficos, Colección Gráfica Felipe Teixidor, FTx. 724.
Posada, José Guadalupe, La calavera de los papeleros y de los boleros, México, sin fecha, AGN, Archivos Gráficos, Colección Gráfica Felipe Teixidor, FTx. 724.

La huesuda del Querreque

Así como las calaveras el ícono visual de la cultura mexicana, los sones  lo son (valga el ripio) para la música. Los sones son piezas musicales que hablan de la cotidianeidad, de cualquier asunto que tenga que ver con la vida diaria que pueden acontecerle a cualquier persona. Hay sones huastecos, jalisciences, jarochos… y todos confluyen en lo mismo. Son el alma de las fiestas tradicionales y las temáticas son tantas como hay sones. Uno de los más famosos es El Querreque, que es un personaje omnisciente, desde caballerango hasta un gran empresario o político. El origen de este son es huasteco y lo compuso Pedro Rosa Acuña. Tiene la vela en este entierro debido a una de sus coplas permanentes y es que dice:

“Me encontré con la huesuda sin saber que era la muerte,
Sin saber que era la muerte me encontré con la huesuda,
Me dijo la testaruda no bebas el aguardiente,
Vas a morir de una cruda y amarga será tu suerte”.

Habla del encuentro inexorable con la muerte, burlándose de ella. La personifica como una huesuda que no es más que una calavera fiestera, bullanguera, viviendo la vida loca desde la muerte.

Calavera con vela.
Foto: Icauhtli Téllez Cisneros

El gran calavera

La obra cinematográfica insignia que muchos mexicanos relacionan con la muerte es “Macario”, protagonizada por Ignacio López Tarso. Aunque cabe decir que está basada en un cuento de Bruno Traven del mismo nombre. Ay, Macario, que no compartiste el pavo, sólo con la muerte. Pero de esto ya hay toneladas de textos y documentales. Como lo que nos atañe son las calaveras y en este tema nunca se es demasiado redundante, aquí se hablará de otra película que lleva por nombre “El gran calavera”. Claro que entra en el tema ¿Cierto? Pero ¿Por qué?

Por el título, obvio, además porque cuando uno ve la película le dan ganas de decirle al protagonista: “Ramiro, no sea tan calavera”. Por cierto, hasta este momento esta expresión sólo se la escuché a gente mayor que creció con el siglo pasado. Pero una gran razón para mencionar la película es porque es el segundo filme que el director Luis Buñuel realizó en México en 1949. Es su visión de la mexicanidad a lado de sus obras “Viridiana” y la inmortal “Los olvidados”, epítome de la barriada de la ciudad de México de esa época y que siempre está presente al referirse a la cultura popular mexicana.

Cartel de la película "El gran calavera"
Cartél de la película “El gran calavera”. Internet

¿Me da mi calaverita?

Esta tradición de pedir dulces de los niños mexicanos se confunde con el “Trick or Treat” del Halloween anglosajón, pero tiene su propio derrotero histórico. Se cuenta que tiene su origen cuando en la época colonial durante los días de “todos los santos” en las haciendas ya había ofrendas a los muertos que protagonizaban las famosas calaveritas de azúcar. Como los trabajadores de la hacienda se iban a los panteones a velar a sus muertos los días 1 y 2 de noviembre le pedían a sus patrones su calaverita para adornar las tumbas de sus difuntos homenajeados. (De hecho a raíz de esta tradición de ir a los panteones estos días son casi de asueto obligado en México). Otra diferencia marcada entre la costumbre de Halloween es que los niños en el México profundo, insertan una vela dentro de un chilacayote (especie de calabaza) para alumbrarla y así convertirla en su calaverita. Esta costumbre también está tan vigente como hace siglos.

Niñas pidiendo calaverita con chilacayote con vela.
Niñas pidiendo calaverita con chilacayote con vela. Internet

Seguro existen más calaveras famosas, pero ¿tan famosas como estas? ¿A ustedes cuáles más se les ocurren? Si te gustó este artículo te invitamos a visitar nuestra sección BITÁCORA, donde encontrarás más textos como este.